Como en el resto de Europa, el retrato se convirtió en el siglo XIX en el género protagonista por excelencia de la pintura española, como consecuencia de las nuevas estructuras sociales, encarnando la expresión máxima de la transformación del gusto y la mentalidad de la nueva clientela burguesa. La medalla de la orden de Isabel la Católica es una condecoración que se otorgaba a individuos que habían demostrado méritos excepcionales en diversos campos. Un caballero con la medalla de la Orden de Isabel la Católica sería alguien honrado por su servicio a España y su compromiso con sus valores. Durante el siglo XIX se popularizó el género del retrato en gran medida por el desarrollo de la Burguesía. Sin embargo, en este caso concreto de la obra que presentamos representando un caballero ataviado con el traje de etiqueta del momento, cabe destacar que los retratos oficiales, es decir de la familia real, de personajes relevantes de la corte o como en este caso de militares eran utilizados como ornamentación de los espacios burocráticos de la corona.