Lote 6376
FRANCISCO DOMINGO MARQUÉS
FRANCISCO DOMINGO MARQUÉS
"Sobre la hierba del parque"
Firmado: en el ángulo inferior derecho
Óleo sobre lienzo
En el reverso fechado en 1879.
En el bastidor, Lacre del experto Henri Haro, certificando la autenticidad de la obra.
42 x 32 cm | 60 x 50 cm (con marco)
DOMINGO MARQUÉS, Francisco - Valencia 1842 - Madrid 1920 - Hasta sus dieciocho años, no se tienen datos de Francisco Domingo, y es a esa edad, cuando ingresa en la Academia e San Carlos, donde tuvo como compañero a Salvador Martínez Cubells. Por los datos conservados en el archivo de la Academia, se sabe que durante el curso 1862-1863, figura matriculado y examinado en dibujo, obteniendo nota de sobresaliente. Es conveniente, comentar, que en la Exposición Nacional de 1864, inaugurada el 13 de diciembre, Domingo, presentó un cuadro titulado, “La Expulsión de los Moriscos de Valencia”, estrenándose ya desde muy joven en la senda del tema nacionalista que tan buenos triunfos le había de proporcionar de cara a su tierra. Siguió exponiendo con gran éxito en la Nacional de 1866 y 1867, en ésta última, presentando cuadros de claro matiz nacionalista, con los que alcanzó medalla de oro. Animado por sus triunfos, aspira a plaza de pensionado, y la obtiene, con el fin de trasladarse a Roma el 4 de abril de 1868. Inmediatamente se pone a trabajar, bajo la dirección de Eduardo Rosales, y en julio del mismo año alquila un estudio, situado en las afueras de la Puerta di Popolo. Allí, realiza estudios preparatorios, para una obra de grandes dimensiones, con destino a la exposición de Madrid. Aconsejado por el crítico de arte Peregrín García Cadena en el año 1871 de concurrir a la Exposición Nacional, presenta cuatro óleos, que fueron muy aplaudidos por la crítica, que advirtió su enérgica factura, vigoroso colorido, y los sorprendentes signos de modernidad, que la obra encerraba. Sin embargo, su obra triunfante y más sobresaliente, que le proporcionó fama internacional fue “Santa Clara”( Actualmente Museo de Bellas Artes de Valencia), llena de una línea del mas ponderado naturalismo, y que por su dicción, recuerda a Velázquez . Animado por el éxito, decide trasladarse de nuevo a Madrid, donde, según parece, logró hacerse con una importante clientela. Que Domingo era un valor en alza, es prueba, la intervención de Henri Haro, conocido marchante francés, acerca de su marcha con destino a París. Desde éste momento se produce un cambio de estilo, que culmina en el cuadro, de pequeño formato realizado con minucia técnica, a semejanza de Fortuny y Meissonnier, tan cotizados por Goupil, el mismo que, sin duda, aconsejó a Domingo, comercializando su obra, y difundiendo su producción, ya no sólo en Francia , sino también en Inglaterra a través del marchante Everard, además de los marchantes americanos, que actuaban de intermediarios, entre los pintores europeos y los coleccionistas de Estados Unidos. Domingo, pintó sin descanso y su producción fue muy fecunda y a partir de 1900, trabaja para el mercado argentino, donde a través de José Artal, se le brinda la oportunidad, de tratar directamente con diversos coleccionistas que se hicieron pintar retratos, entre los que se encuentran los de los presidentes Sarmiento y Mitre. En 1914 con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial, volvió a España y se afincó de nuevo en Madrid, consiguiendo el reconocimiento oficial. Ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1917, y fue objeto de un homenaje público en Valencia al año siguiente. El estilo maduro de Domingo se muestra heredero de la tradición naturalista del barroco, y su pincelada llega a deshacer la materia pictórica para centrar su interés en el color y la luz. Domingo, fue además de un gran dibujante, un pintor singularmente dotado y de una paleta excepcionalmente jugosa. Su producción harto copiosa, oscila entre el naturalismo, con ciertas reminiscencias barrocas de su primera época, y las pequeñas manchas de color, sabiamente abocetadas de fresca y genial espontaneidad. Casi siempre con la idea deGoya al fondo por su magistral abocetamiento, el estudio de la luz y la sugestión temática, cuando no se recrea en el género mosquetero que le valió el sobrenombre de “Meissonnier español”. Está representado en el Museo del Prado, los de Bellas Artes de Valencia, Málaga y Asturias, la Hispanic Society y el Metropolitan de Nueva York y el Lázaro Galdiano de Madrid, entre muchos otros.
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