NADAL FARRERAS, Carlos - París 1917 - 1998 - Hijo de padres catalanes, cursó sus estudios de dibujo y pintura en Barcelona, consiguiendo a los dieciséis años una pensión del Ayuntamiento, para ampliarlos en la Escuela de la Lonja, y en 1943, obtuvo el título de la Escuela Superior de Bellas Artes, en la cual ensayó todas las técnicas y procedimientos artísticos sobre el dibujo y la pintura. En 1945 marchó a París, gracias al llamado “préstamo de honor”, concedido por el Ayuntamiento barcelonés. En ésta capital, después de unos meses de tanteo, se incorporó al grupo de artistas” Presence de L´Homme”, y concurrió con sus obras en colectivas, a diferentes salones de carácter internacional. El gobierno francés, le concede una beca, y más tarde se traslada a Bruselas estableciendo allí su residencia, aunque si bien viviendo algunas temporadas en Barcelona. Es en la Pinacoteca, de la Ciudad Condal, donde expone por primera vez individualmente en el año 1944, en el 1949 en la Sala Busquets, y el 1950 y 1951 en la Sala Gaspar. Sobre estas fechas, se hace construir una casa-taller en Sitges, donde residía en sus estancias en Cataluña. Sus exposiciones se sucedieron con regularidad en Bruselas, Amberes, Londres, Düsseldorf, Ámsterdam, Zúrich, Madrid y otras ciudades europeas y americanas. Cabe resaltar, que en Barcelona expuso desde 1971 cada dos años en la Sala Parés. En 1950, es nombrado miembro de la “Royal Academy of London” a cuya exposición concurrió con gran brillantez éste mismo año. Su pintura, conecta por un lado, con la más vibrante y exaltada tradición colorista francesa influida en gran manera por el “fauve” Duffy, y por otro lado con la luminosidad mediterránea y el sentido lúdico del paisajismo catalán. Sus temas, revelan una personalidad solar muy positiva de su pintura; playas, vistas portuarias, carreras de caballos, interiores, jardines, paisajes urbanos, escenas representativas con invariable profusión de anécdotas, objetos y detalles narrativos; tras ello sin embargo hay un contenido esencialmente pictórico de ritmos, grafismos y colores que hacen emerger los valores abstractos de una pintura viva, espontánea y sin perjuicios. La línea fluye con una elegancia despreocupada. La pincelada es rápida, directa y galopante, como un garabato infantil. Sus obras en general son muy reconocidas por galeristas y coleccionistas de toda Europa y América. Obras suyas, figuran en el Museo de Arte Moderno de Barcelona, en el Museo de Spa (Bélgica) y en el Museo Real de Bruselas.