Lote 6938
VICENTE CUTANDA
VICENTE CUTANDA
"La partida de cartas"
Firmado: y fechado 88 en el ángulo inferior derecho
Óleo sobre tabla
25 x 40 cm | 38 x 53 cm (con marco)
CUTANDA TORAYA, Vicente – Madrid 1850 – Toledo 1925 – Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y fue miembro correspondiente de la Real Academia del mismo nombre de Toledo, ciudad a la que dedicaría casi toda su producción pictórica y sus desvelos, participando activamente en la Comisión de Monumentos y en labores de restauración. Vivió en el País Vasco y su obra es muy representativa del realismo social del siglo XIX. Por contacto con su amigo el pintor Ricardo Arredondo a quien había conocido en París y que era partidario del realismo social, abandonó el preciosismo a lo Meissonier y se inclinó por la pintura realista y plenairista, con un gran componente social, lo que se muestra en muchas de sus obras. A pesar de su aspecto desaliñado, de su aire bonachón y sencillo, el pintor Vicente Cutanda fue un hombre intrépido y moderno, un liberal que vivió una época de grandes transformaciones industriales y sociológicas. Muchas de sus pinturas representan escenas de la vida en los Altos Hornos de Vizcaya. Influido por la escuela del pintor madrileño Eduardo Rosales, se distinguió también en los temas históricos. Cultivó la técnica del dibujo a la mina de lápiz, el grabado, la acuarela y, principalmente, la pintura al óleo. A pesar de ser hijo único su infancia no fue fácil. Comenzó los estudios de arquitectura que abandonaría para cursar un curso especial de pintura en Madrid. Su primer trabajo fue “Un mercado de Ávila” con el que participó en la exposición de la Casa Bosh. Conoció a grandes pintores como Joaquín Sorolla y Mariano Fortuny. En 1884 ganó la plaza de profesor de dibujo en la Sociedad Cooperativa de Obreros de Toledo, ciudad de la que se enamoró por su belleza artística, como por las amistades con otros artistas que allí realizó. Con una posición estable se casó con su novia de la infancia, la navarra Luisa Salazar. Su cuadro más famoso,” Una huelga de obreros en Vizcaya”, fue galardonado con el primer premio de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892 y fue adquirido por el Museo del Prado que lo tuvo depositado en el ministerio de Marina. Tras la guerra civil y con el nuevo régimen franquista el cuadro se consideró inadecuado por tema y fue descolgado; se guardó enrollado y perdió su singular marco, tallado y patinado imitando vigas de acero con sus remaches. Tras darse por perdido durante décadas, en 2001 fue hallado en malas condiciones y en fecha posterior ha sido restaurado, rehaciéndose el marco según fotografías antiguas. También sus obras se llevaron a grabados para revistas ilustradas, como el grabado de una cabina de locomotora de vapor con maquinista y fogonero, para la Cuarta Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes de Madrid, titulado "En peligro inminente" y publicado el 30 de julio de 1894 en la revista La Ilustración Española y Americana. Así como el grabado iluminado a color de "La nochebuena del maquinista", publicado también en La Ilustración Española y Americana, el 22 de diciembre de 1896. Ambas imágenes ilustradas se conservan en el Archivo Histórico Ferroviario del Museo del Ferrocarril de Madrid. El óleo de "La nochebuena del maquinista" de 540 x 380 mm pintado sobre cartulina, se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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